
Me recuerda a Vredaman (Unai Elorriaga) en el tono de los chavales al expresarse (Paloma/Tomas) o en el capítulo estético-filosófico sobre rugby.
Los personajes son inverosímiles, y aún así me cautivan. He leído toda la segunda parte de 1 tirón. Al acabar queda esa agradable sensación de sentirse 1 con + ideas y ánimos para ser y estar mejor en la vida.
La calidad literaria no es manifiesta pero abunda en pasajes memorables, se lee con fluidez, tiene argumentos originales acerca de lo trivial y de lo sublime, engancha e ilustra, es emotiva y mordaz, qué + puedo pedir. Me encantó.
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