29.4.10

Bilbao - New York - Bilbao (Kirmen Uribe, 2008)


Los peces y los árboles se parecen.

Se parecen en los anillos. Si hiciéramos un corte horizontal a un árbol veríamos sus anillos en el tronco. Un anillo por cada año transcurrido, es así como se sabe la edad del árbol. Los peces también tienen anillos pero en las escamas. Y al igual que sucede con los árboles, gracias a ellos sabemos cuántos años tiene el animal.
Los peces nunca dejan de crecer. Nosotros no, nosotros menguamos a partir de la madurez. Nuestro crecimiento se detiene, y los huesos comienzan a juntarse. El cuerpo se encoge. Los peces, sin embargo, crecen hasta que se mueren. Más rápido cuando son jóvenes y, a partir de cierta edad, más lentamente, pero sin dejar nunca de crecer. Y por eso tienen anillos en las escamas.
El anillo de los peces lo crea el invierno. El invierno es el tiempo durante el cual el pez come menos, y el hambre deja una marca oscura en sus escamas porque su crecimiento es menor durante esta época. Al contrario que en verano. Cuando los peces no pasan hambre, no queda ningún rastro en sus escamas.
El anillo de los peces es microscópico, no se ve a primera vista, pero ahí está. Como si fuera una herida. Una herida que no ha cerrado bien.

Y como los anillos de los peces, los momentos más difíciles van marcando nuestras vidas, hasta convertirse en medida de nuestro tiempo. Los días felices, al contrario, pasan deprisa, demasiado deprisa, y enseguida se desvanecen.
Lo que para los peces es el invierno, para las personas es la pérdida. Las pérdidas delimitan nuestro tiempo; el final de una relación, la muerte de un ser querido.

Cada pérdida es un anillo oscuro en nuestro interior.


El día que le dijeron que le quedaban pocos meses de vida, mi abuelo no quiso volver a casa. Fue mi madre, su joven nuera, quien lo acompañó a la consulta aquel día. El abuelo escuchó con serenidad lo que contaba el médico. Lo escuchó todo sin decir palabra. A continuación, le dio la mano y se despidió educadamente.
Al salir de la consulta, mi madre no sabía qué decir. Después de un largo silencio, le preguntó al abuelo si se dirigían a la estación. Él respondió que no.
“No vamos a volver todavía. Pasaremos el día en Bilbao. Quiero enseñarte una cosa” le dijo, e intentó sonreír.
El abuelo llevó a mi madre al museo de Bellas Artes de Bilbao. Mi madre nunca olvidaría aquel día; cómo la misma tarde que le anunciaron que se iba a morir, el abuelo la llevó a un museo. Cómo trató, en vano, de que la belleza se mantuviera por encima de la muerte.
Cómo se esforzó para que mi madre guardara otro recuerdo de aquel día tan desgraciado. Mi madre siempre recordaría aquel gesto del abuelo.
Era la primera vez que entraba en un museo.



Aquí un comentario del libro por Frédéric Aranzueque-Arrieta.



27.4.10

Aloñako VI Igoera


Ay que nos da la risa boba. La cruz de Aloña nos aguarda allá en lo alto, sobre la niebla. Aquí abajo, en la plaza, la espera se llena de encuentros. Todo a punto para la temida y deseada cita anual con nuestro emblemático monte.
La carrera es tan variada que ni siquiera las miles de fotos con que nos obsequia la organización, o el excelente video de Kirolnet, consiguen acercarse a lo que se vive por dentro. Eso sólo lo sabe quien la corre. Y vale la pena probarlo, es una experiencia única. ¿Verdad, hermano vietnamita?








Mi particular resumen. Como es habitual, a las 10:30h salimos de la plaza los doscientos y mucho valientes-temerarios. Pocos se embarcan en esta empresa sin una excelente preparación, con lo que el nivel es altísimo, no hay más que mirar alrededor. Intento colocarme bastante adelante, pues al poco de la salida llega la primera cuesta, un sendero estrecho y empinado que es conveniente abordar en buena situación.



Así que salgo fuerte subiendo primero hacia el caserío Arregi (100m+) y bajando luego en picado hacia Lamiategi (65m-). En el km2 se coge ya la pista forestal por la que se sube a Urtiagain. Son otros 2km de arbolado en continua y fuerte pendiente (200m+). Justito se puede hacer corriendo, y porque las fuerzas todavía acompañan. En el km3 ya noté que me estaba colando y tuve que aflojar, pues me faltaba el aire.
En Urtiagain se cruza la carretera de Aránzazu. Avituallamiento y multitud de gente animando. Paro un momento a dar unos sorbos de agua y coger fuelle para lo que se avecina. La subida a Belar. Otros 2 larguísimos km, primero por bosque y luego ya pastizal de altura. 400m+ en los que casi nunca se puede correr. Se sube el monte andando, inclinado, apoyándose en los muslos, con el morro en las zapas del que te precede, buscando apoyos para no resbalar. Sufren los gemelos, la respiración se desboca. Hay que buscar el ritmo, pues el ascenso es bien largo.
Al final todo llega, y con el ánimo del público corono el collado:


Aquí se gira a la izquierda, y a correr. Estoy en la cresta de la sierra de Aloña, y hay que aprovechar este falso llano hasta que la pendiente vuelva a ponerse imposible camino de la cruz:



Son otros 2km con desnivel 333m+. En cuanto me resigno a subir andando veo bajar a toda velocidad al primero, Walter Becerra. Aprieto los dientes y me concentro en seguir a ritmo con mis compis ocasionales. Por suerte la niebla no ha dejado hacer estragos al sol:



Cuando al fin coronamos, en loor de multitud, miro el reloj. 1h05min para 8km. Como siempre. Bebo un poco de agua con la vista puesta en las casas de Oñati, pequeñitas, en el fondo del valle. "Aupa, que has venido de tan lejos que bajar al pueblo será ya poca cosa para tí". Así me animan, y salgo disparado cuesta abajo.
Es este uno de los momentos más emocionantes de la carrera. El principio de la bajada. Un sendero irregular de hierba y piedras. La inclinación justa para ir buscando un equilibrio entre correr rápido y frenar la inercia. Concentración absoluta. Un solo fallo en la pisada y te partes la pierna monte abajo. Oigo a Iván que me anima al cruzarse conmigo. Cuando al poco la pendiente empieza a suavizarse la zancada es más amplia, la velocidad mayor. Adelanto a unos pocos en mi pequeño y efímero momento de gloria:



Al paso por el km10 toca de nuevo despeñarse por el sendero de cabras. Cuesta abajo, el collado de Belar anuncia ahora la boca del infierno: 575m- en 3km. Bajar deja de ser divertido. De tanto frenar en la pronunciadísima pendiente los cuádriceps se van agarrotando. Para cuando el terreno entra en bosque y correr suelto empieza a ser posible, las piernas están como estacas. Duras, bloqueadas. La zancada es minúscula. El dolor, terrible. Para colmo, noto amenaza de contractura por toda la espalda. Las últimas rampas pronunciadas son una tortura. Gritaría de dolor si tuviera fuerzas. Cuando al fin salgo de mala manera del bosque a la pista asfaltada, no tengo más remedio que pararme. Las piernas, sencillamente, tiemblan y no me sostienen.
Miro el reloj: 1h30min. Llevo 25min corriendo monte abajo y la musculatura ha dicho basta. Hasta aquí. Me ofrecen ayuda. Que estoy bien, que ya seguiré andando despacito, gracias. Los pocos metros que quedan en bajada son un suplicio paso por paso. Ya en el llano, camino del campo de fútbol, empiezo a trotar despacito. Y poco a poco consigo ir algo más airoso. Lo justo para agradecer con dignidad los muchos ánimos del público. No será hasta la misma recta de llegada, en Atzeko Kale, cuando consiga un poco de velocidad para la entrada en meta.



Uahhh, qué fuerte. Lo conseguí otra vez. Rápido tomo algo y estiro suavemente. Lo de no poder agacharme, ni bajar escaleras; lo de andar sin doblar lar rodillas por el dolor de las agujetas, eso será mañana, y especialmente el martes, pero también acabará remitiendo. Ahora a disfrutar de lo conseguido, a compartir experiencias, a esperar a Iván, que las estará pasando más canutas todavía, mucho tarda... con el aperitivo que nos han puesto, así da gusto: sidra, buen chorizo cocido, carne con tomate. Aquí todo es lo mejor: la carrera, la organización, el pueblo, la gente... Hasta el año que viene.
Datos personales. Tiempo: 1h37m14s (MMP) / Puesto: 8º vet45+

26.4.10

Londres es de cartón (Unai Elorriaga, 2009)


Vredaman era una novela menor, con momentos brillantes originalmente contados. Fue mientras la leía que empecé a escribir en el foro de el atleta y con ese nick. También acabó siendo el título de mi blog, así como mi alias por el que algunos me conocen o me tratan.
Acabo de leer la siguiente y recién publicada novela de Unai Elorriaga, Londres es de cartón. El tema es bastante más serio, también la ambición. Aprecio el esfuerzo, pero no me encaja el resultado. Ante el cambio de ámbito, no siempre consigue evitar cierto tono naïf: lo que en Vredaman era una virtud, aquí parece fuera de lugar. Algún diálogo exquisitamente británico, la resolución psiquiátrica de las partes, poco más. Un quiero y no puedo que deseo le sirva de experiencia para futuros hallazgos.

19.4.10

L´amour dure trois ans (Frédéric Beigbeder, 1997)


C´est un roman d'inspiration autobiographique qui raconte la vie et les déceptions sentimentales d´un chroniqueur mondain.
Marc Marronnier raconte dans le désordre ses déboires amoureux et sa vision de l'Amour avec un grand A. La thèse-titre est martelée plusieurs fois au cours du roman : l'amour dure trois ans, l'ennui s'installant rapidement dans la relation de couple. Le lecteur a donc droit au récit de l'idylle, du mariage, puis de la séparation d'avec sa première femme, Anne. Ensuite, il rencontre Alice qui devient sa maîtresse. Le reste du roman consiste en quelques digressions sur la vie mondaine, la superficialité de certaines personnes, le mariage et le sexe.
« L'amour est un combat perdu d'avance. »
Pourquoi l’amour dure trois ans (psychologies.com)
Tant pis pour les romantiques ! Selon les lois de la biologie, l’amour est un processus chimique de courte durée. Dans son dernier ouvrage, Petits Arrangements avec l’amour, Lucy Vincent, neurobiologiste, explique comment chacun de nous peut s’en accommoder… et prolonger la vie de son couple.
Docteur en neurosciences et chercheur au CNRS, Lucy Vincent est aussi l’auteur de Comment devient-on amoureux? (Odile Jacob, 2004). Un ouvrage iconoclaste et abondamment commenté, dans lequel elle détaille la mécanique biologique du coup de foudre. Elle poursuit aujourd’hui ses recherches sur la programmation génétique des rapports humains.
Psychologies : Vous dites que l’amour n’est pas un cadeau du ciel, mais un mécanisme du cerveau vieux comme l’humanité. Aujourd’hui, sommes-nous toujours marqués par ce schéma amoureux ?
Lucy Vincent : Oui, car ce mécanisme est ancré dans nos gènes, c’est un programme génétique. Le comportement amoureux est né, chez l’homme, de la nécessité d’assurer la reproduction de l’espèce. Dans un monde où seuls les plus forts survivaient, il fallait protéger les bébés. Pour survivre, l’enfant a besoin de deux parents. Car un parent tout seul ne peut à la fois le surveiller, l’abriter, aller chercher à manger et se défendre contre les prédateurs. Or, le seul phénomène qui puisse obliger les deux parents à rester unis est l’amour. C’est un processus par lequel deux adultes, mâle et femelle – aujourd’hui, ce pourrait être deux mâles ou deux femelles, l’homosexualité entre tout à fait dans mon discours –, se trouvent merveilleux. Non seulement au point de vouloir rester ensemble, mais aussi d’être mal quand ils sont séparés. L’alchimie cérébrale qui se produit alors crée une addiction et les rend aveugles aux défauts de l’un ou l’autre : elle leur permet de rester ensemble pour la survie de l’enfant.
Mais comment ce programme génétique commun peut-il pousser tel homme vers telle femme, et inversement ?
On pense qu’il existe des facteurs de complémentarité que notre cerveau cherche inconsciemment chez l’autre. Le rôle des odeurs a été mis en évidence. Elles traduisent des informations génétiques concernant le système immunitaire. Le raisonnement est le suivant : si j’ai un système immunitaire qui me protège de tels germes et mon partenaire un système immunitaire qui le protège de tels autres germes, notre enfant disposera d’une vaste gamme de défenses immunitaires. Mais si je prends quelqu’un qui a le même système que moi, mon enfant sera plus faible. Des expériences ont montré qu’un individu préfère quelqu’un qui a un système immunitaire très différent du sien. Les odeurs nous aident donc inconsciemment à choisir notre futur partenaire.

18.4.10

Aloña


La falda de Aloña es cita anual ineludible. Allí estaré el próximo domingo, subiendo y bajando como cabras. Mientras tanto, esta semana cambié de ciclo de entrenamientos.
Tras la carrera de Málaga, sin pausa alguna, ando ya enfrascado en sesiones orientadas hacia los 10km; si bien alargando todavía un poco los km pensando en el medio maratón de Albacete, el próximo 9 de mayo.
Lo más significativo son lo que algunos llaman "controlado". No me gusta mucho el nombrecito, porque se trata de correr 11-12km a un ritmo bastante alto. Y la sensación no es precisamente de control, sino de llevar el pulso a punto de descontrolarse.
El otro punto significativo es el interval-trainning. El número de repeticiones es menor, y a cambio aumentan la velocidad y el tiempo de recuperación. Duro y estimulante.
Así, esta semana he corrido un total de 80km de la siguiente manera:
- lunes: 16km (11km a 4:06 por el monte + 5x200m)
- martes: 13km (en pista 8vueltas + 4v + 4v todo a 3:45 rec 3´/10´)
- jueves: 14km (7 x 1.000m a 3:28 rec2:30)
- viernes: 15km (12km a 4:09 por el monte)
- domingo: 22km (en progresión por el monte, mucho barro, media 4:44).

13.4.10

Cto. España 1/2 Maratón Vet. (Málaga)




Rápido y cómodo fue el viaje en AVE a Málaga. Cena de queso, vino y pescaíto frito con María y Alberto. Previsible repaso del Barça al Madriz.

Y amanece el domingo. Medio nublado (biennn) y ventoso (cachisss). Miles de atletas pululando por el estadio. Camisetas de clubs de gran parte de la península. A los catalanes les ha debido pillar muy lejos, pero atletas de clubes vascos hay de todos los colores. A los del campeonato de veteranos nos colocan delante, con 2 dorsales y pegatinas indicando la categoría de 5 en 5 años.

Calentamos brevemente y a la salida. Veo a Miguel Ángel en 1ª fila; también está Manuel, atento a sus posible rivales. Juanjo no andará lejos. A ver qué tal se nos da por equipos. Y ¡pum!, estampida. Una gran manada desbocada al galope. Según rodeamos el estadio veo por delante a Carlos Swede, que tiene tendencia a salir ligerito. Su idea era salir a 3:50 y va más rápido. Intento no cebarme, pues preferiría oscilar a 3:50-3:55. Tras acompañar brevemente al Guadalhorce cerca de la desembocadura, enfilamos la eterna avenida que recorre la playa de la Misericordia con sus espectaculares chimeneas. Paso el km5 en 19:19 (3;52), perfecto.

Al poco se gira en redondo para volver por donde vinimos. Viento de cara, cagüennn. Venga calma, a ver cómo lo apañamos. Me coloco a resguardo de lo que pillo y así se va fenomenal. Pero hay un problemilla. Aquí todos van apiñaos a 3:56 y yo hubiera preferido un poco más rápido. El siguiente grupo por delante está como a 30m. Me abro, pero al instante noto la temeridad de pelearme con el viento. No queda más remedio que aguantar aquí toda la eterna recta y resignarse a perder unos segundos, siempre difíciles de recuperar más tarde. Aún así, al final el grupo se va deshilachando y me quedo sólo delante. Solo contra el viento no bajo de 4min/km. Y al fin se acaba la avenida. Al girar camino del estadio el viento de costado molesta menos y ya puedo acelerar un poco. Paso el km10 en 39:03 (3:55). Se me van un poco los planes.

Veo a Miguel Ángel parado. Qué pasa, le pregunto mientras me anima. Lesión. Era una de nuestras bazas para el campeonato por equipos. Ahora tendré que puntuar yo, pero por mucho que me esfuerce caeremos unos puestos. Y lo del avituallamiento lo llevo fatal. Bebo mal, respiro fatal, me molesta al estómago, hay muchísimo maleducado y la calle está perdida de botellas y tapones peligrosos. En fin, entre una cosa y otra se me va el km11 a 4:01. Vuelvo a entrar en la avenida y voy bien, adelantando corredores poco a poco. Me anima ver pegatinas azules con el nº 45. Son los de mi categoría, y voy dejando atrás a unos cuantos. Veo también a Marisa Madera, que vino con dificultades y va perdiendo fuerzas inevitablemente. Me ofrezco a acompañarla y me dice que tire, que va mal. Sigo a 3:54 y voy alcanzando a Carlos Swede. Parece en dificultades, pues empieza a descolgarse de su grupo. Paso el km15 en 58:43 (3:55). He mantenido la media, pero ahora viene lo más duro y contra viento.

En el mismo giro pillo a Carlos. Le pregunto. Que siga, me dice. Intento enganchar con los de delante, pero es difícil. Cualquier esfuerzo extra contra el viento se nota enseguida. Y al fin encuentro lo que necesitaba. Un bigardo altísimo, la pantalla perfecta. Y como en la vuelta anterior, a resguardo. El problema es que el pobre se lo come todo y no consigue bajar de 4min/km. Pues paciencia y resignación, que tampoco sobran ya las fuerzas. Si al menos apareciera alguno desde atrás para poder engancharme. Pero nada. Por suerte Carlos Swede ya sabía yo que no me iba a abandonar por nada, y consiguió pronto engancharse a rebufo. Y así los tres en fila india hasta el km19 que abandonamos la avenida. Fue girar y largarnos del bigardo (ya le di las gracias por los servicios prestados al acabar, educado que es uno). El estadio se vislumbraba a lo lejos y ya todo era acercarse, rodearlo y entrar a la pista. El km20 ya volvió a 3:56, pero un poco tarde. El paso fue en 1:18:43 (3:56). Pocas fuerzas y poco terreno ya para arañar.

Carlos tiene más ritmo en el último milqui, como en la Intercampus, y se me va adelantando. Al fin entramos en el estadio, 300m. Bastante ambiente en las gradas. Esprinto a ritmo, no me sale un último cambio. Al divisar el reloj de meta veo que bajo de 1:23. Alzo los brazos y entro contento. También pelín insatisfecho, vine a atacar mi marca y me ha faltado medio minuto. Pues hay que estar contento, hombre. Al nivel de mis mejores medios maratones y cumpliendo años. Buena carrera y buen estado de forma. A seguir en este plan, chaval.

Y nada más. Compartir mesa y experiencia con los colegas, volver a Madrid... la playa tendrá que esperar al veranito.

Tiempo: 1:22:56 / 40ºvetM45-49 individual / 5ºvetM45-54 equipos Majadahonda.

6.4.10

Landas de Gascuña 8/9

Océano, arena, marismas, y una inmensa llanura repoblada de pinos. También una tupida red de pistas asfaltadas, llanas, para deleite exclusivo de ciclistas, paseantes y... trotapinares, je je.
Tuve que dar un seminario a los míos para ponerles en situación:



Temperatura fresquita, nubes, pocos claros, muchos chubascos y un fuerte viento que azotó toda la semana. Bastante a mi gusto. Dejaré aquí un breve resumen principalmente atlético para cuando quiera recordarlo.
El lunes 29 de marzo llegamos a Gastes, País de Born. Aproveché la única tarde calma y soleada de la semana para explorar las pistas y el lago de Biscarrosse a base de 14km a 4:24.
El martes descansé y visitamos Burdeos.
El miércoles dimos un paseo por la playa de Biscarrosse, y pospuse la comida para hacer 20km a 4:33, donde incluí un fártlek de 2 x 10 x 500m con rec 1´/3´. Después de reponer fuerzas, el paseo vespertino fue por la playa de Mimizan.
El jueves estuvimos en el mercado popular de Parentis-en-Born y luego de gran caminata en el Parque Ornitológico de Le Teich, en la desembocadura del río Eyre. Al atardecer salí para correr 13,5km a 4:28.
El viernes descansé, y estuvimos escalando y tirándonos por la fantástica duna de Pyla, la más grande de Europa:



El sábado hice 17,5km. El plan original era meter aquí un 3 x 4000m rec2min. El 1º a 3:50 y ver si los siguientes era capaz de hacerlos algo más rápido. Pero pronto vi que no tengo ese nivel. Cumplí el primer 4mil y sólo de pensar en otro se me hacía muy cuesta arriba, así que para no bajar el ritmo lo partí en 2 x 2000m. Y la tercera repetición sí decidí hacerla de un tirón, con la curiosidad de ver cuánto resistía. Me salió a 3:57 y con muchas dificultades. Además no estoy acostumbrado a entrenar en asfalto, y me carga mucho. Total, buen entrenamiento pero sensaciones mediocres, dejándome bastante pesimista cara al medio maratón del próximo domingo. Luego se arregló todo un poco con un agradable paseo por el lago en Parentis.
El domingo volvimos a Burdeos, esta vez en las afueras, a visitar una granja de animales exóticos, una mezcla entre granja y zoo, muy entretenida para los más peques. Ya por la tarde, me despedí de la llanura landesa con 22km a 4:35.
Completé así en tierras francesas la semana con mayor kilometraje de esta temporada, 87km. El lunes llegué muy cansado del viaje y el martes hice una especie de 2 en 1 para compensar: 15km a 4:36 incluyendo un fártlek de 3 x (1:30 + 3:30) rec2min. Ahora toca descansar y llegar al domingo con ganas: ¡me voy pa´Málaga!