Suerte que hacía un vientecillo fresco, que si no el calor hubiera sido excesivo. De corto, al mediodía, en ruta hacia el monte de Boadilla. A ver si llegan pronto las lluvias y vuelve la tierra húmeda. Casi echo de menos los caminos encharcados, como en la foto.
Hoy fui en busca de cuestas largas para entrenar el VO2max. Elegí unas bonitas, de entre 1 y 2 Km. Y las subí como si estuviera en una carrera de 5K. Vamos, fuerte. Concentrado. De manera que al acabar cualquiera de ellas jadeaba de lo lindo, y tenía que empezar la recuperación al trote cochinero. Por suerte, tampoco tardaba mucho en recuperar pulsaciones. Y como había que bajar unos buenos trechos para poder volver a subir, pues arrancaba de nuevo con fuerzas.
En una de ellas, el ritmo de la canción que estaba escuchando en ese momento (Paul Weller) me obligaba a mantener la cadencia. Sin la música no hubiera podido ir tan rápido. De hecho, la canción se acabó un poco antes que la cuesta, y la sensación de bajón fue automática.
Quizá me hubiera animado a completar alguna subida más, pero estaba sumando ya demasiados kilómetros. Así que emprendí al tran tran el camino de vuelta a casa y llegué justo con el pitido del km 18. Buen entrenamiento, de los que me dejan contento y relajado para toda la tarde.
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