22.2.12

Winter training 21.02

La clave para un entrenamiento de regularidad está en equilibrar ritmo y kilometraje. Como a estas alturas de la temporada no tengo muchos datos sobre mi estado de forma, he elegido un ritmo (4:00/km) y, a partir del mismo, me he puesto a dar vueltas a la pista majariega.

El ritmo ha de ser difícil pero factible de mantener todo el trayecto. Las sensaciones ayudan a determinarlo, pues se trata de un ritmo "confortablemente duro". La respiración se vuelve rápida, pero sin jadear. Puedo pensar y hablar con claridad, pero no frases completas. "Te lo agradezco", era todo lo que podía decirle a Pedro cuando se animaba gentilmente a acompañarme en alguna vuelta. Se corre con cierta incomodidad, pero no como para tener que acabar abruptamente el ejercicio. El objetivo es, pues, correr a un ritmo uniforme pero sin la sensación de que es fácil.

Después de un par de kilómetros he pensado que sería difícil seguir así mucho más rato. No me fiaba de mi estado de forma, era la primera vez que pisaba la pista tras casi tres meses. Pero luego, al tran tran, le he ido cogiendo el punto al ritmillo. Los ratillos que Pedro me ayudaba se me hacían más amenos, y la velocidad se incrementaba sin querer. Me encontraba bien, así que pensé en completar al menos 5K y luego a verlas venir.

El control es la clave de este tipo de entrenamiento. No hay que convertirlos en una carrera contra-reloj. Y, por otro lado, el esfuerzo debe ser lo suficientemente intenso para que resulte difícil al final.
Pasado el Km 5 todo seguía de perlas, así que decidí seguir hasta el Km 8. Y como pasé el mismo con 15´´ de adelanto, resolví aflojar un pelín para completar 10K al ritmo previsto. Al final, pues, 10K a 3:59. Fenomenal. Muy contento y mejor de lo sospechado. La rodilla derecha molestaba un poco al final, pero no creo que le haya afectado mucho. A seguir así.

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