De nuevo en Etxalar, esta vez para despedir las vacaciones con 1 última semana de agosto esplendorosa. He llegado el lunes 25 a la tarde con Josean y los 4 chavales. Voilà la mansión.
Tras instalarnos, jugamos al voley. El pueblo se divisa al fondo del valle. Luego por la noche, con luna nueva, salimos a dar 1 paseo. Nunca había visto tal cantidad de estrellas.
Martes, plan Larrhun. Al mediodía fuimos al col de St. Ignace. Con el buen tiempo había bastante cola para comprar los ticket del tren cremallera, así que toca hacer tiempo al pie de la vía.
La subida en tren es entretenida y preciosa. Enseguida se coge altura y va apareciendo todo el Labourd.
Arriba corre el aire y hace 1 poco de fresco. Antes de comer me hago 1 foto con fondo giputxi.
Será entre rocas donde comamos los bocatas, al abrigo del viento.
Será entre rocas donde comamos los bocatas, al abrigo del viento.
Luego 1 paseíto por la cima, saludando pottokas y viendo llegar + visitantes.
Y antes de emprender la larga y dura bajada a pie, improvisamos 1 imaginaria caída del monte al valle.
Todos se portaron como excelentes montañeros; especialmente los + peques, Igor y Aïnhoa.Eso sí, la paliza fue importante y mereció un buen descanso... ¡de todo el resto de la semana!
El miércoles madrugué para subir a entrenar a las palomeras. Luegó levanté a los zombies y desayunamos.
Los 2 jefes decidimos ir a Baiona a dar 1 paseíto. No hay que dejar que la tropa se subleve.
El río Nive separa la pequeña Baiona de la grande, antes de desembocar en el Adour. Callejeamos por las 2 y visitamos la catedral.
Y ya con hambre nos acercamos a la playa de la Barre (Anglet), en la misma desembocadura del Adour. Comimos en el único McDonalds que me gusta: decoración sencilla y mesas todo en madera, vistas a la playa, aparcamiento interior para las tablas de surf...
Y salimos a dar 1 paseo por la playa, en zona de dunas. Con la tripa llena no estábamos para ir muy ligeros.
Surferos y bañistas sí estaban + animados. Mucha gente en dirección Biarritz (el faro al fondo).
El jueves subí de nuevo por la mañana a entrenar a las palomeras. Y a mediodía bajé andando al pueblo con Igor e Aïnhoa. Arriba al fondo queda nuestra mansión.
Nos juntamos todos en el frontón a entrenar y echar unos partiditos a frontenis. Con Ilia jugamos + igualados si yo cojo la pala de madera. Casi me gana. Luego con la raqueta, Josean me dio 1 paliza.
También las niñas tuvieron oportunidad de practicar. Elena estilo ballet.
Y Aïnhoa hasta las perseguía.
Subimos a casa a comer y a pasar la tarde. Con la noche oscurísima, nuevo paseo de estrellas. Nos encontramos con el baserritarra del caserío vecino y charlamos 1 rato sobre la vida en el valle.
El viernes amaneció con niebla en el valle y claro en las alturas, como otros días.
Hicimos 1 recorrido senderista por el camino de mis entrenamientos. Atrás en el alto queda la mansión.
Y tras fuertes subidas por bosque, pastizales de altura y 1 tramo de carretera, llegamos al puerto de Lizarrieta, que hace de muga. El puesto de observación de la migración de las palomas es 1 lugar privilegiado para contemplar la caída hacia Sare y el Labourd.
Así que allí estuvimos 1 buen rato descansando y disfrutando del sitio antes de volver.
El sábado amaneció glorioso. Tempranísimo salí a mi entrenamiento. Tocaban cuestas cortas: desde luego no tuve que irme lejos para encontrarlas.
Después de comer, mientras los chavales descansaban, he ido a Ibardin y tb al E. Lecrerc de Urruña/Donibane Lohitzun. Pelis y libros en francés, compra en el supermarché...
Al atardecer dimos 1 vuelta por Etxalar para conocer mejor el pueblo y disfrutar de sus magníficas y preciosas casas. Todo concluyó con 1 reñido campeonato de ping-pong.
El sábado amaneció glorioso. Tempranísimo salí a mi entrenamiento. Tocaban cuestas cortas: desde luego no tuve que irme lejos para encontrarlas.
Y organizamos día de playa en Zarautz, nuestra debilidad. Llegamos con la marea subiendo y disfrutamos muchísimo, tanto de la arena como de las olas. Especialmente con marea alta. Apenas quedaba arena donde instalarse y las olas rompían con muchísima fuerza. Incluso hubo que salirse 1 rato del agua por aviso de galerna, que pasó rozando. Al final, a media tarde, nos dimos por vencidos cuando se puso a llover.
El domingo volví a madrugar, pues me tocaba correr 95min a distintas velocidades. Para entrenos largos me gusta irme lejos, pues así es + variado y entretenido. Así que fui por las palomeras, pero esta vez llegué hasta la base del mismo Atxuri, este que se ve desde casa allí al fondo a la izquierda. Todos los tramos son rompepiernas, pero el + bonito igual es aquella zona de altura donde la senda está tupida de hierba mullida y fuertemente veteada con el negro de las cagarrutillas de oveja.
En fin, mis ratillos matutinos de meditación en la naturaleza, que ya esperan los chavales para el desayuno.
Y dispuestos a apurar la playa hasta el final, nos vamos a Endaia, que está + cerca. Ilia y yo nos ponemos a jugar a pala aprovechando la marea baja.
Las olitas al fondo son suaves e ideales para los chavales.
Cavaron 1 agujero hasta encontrar agua. Y la marea fue subiendo hasta cubrir toda la arena. Hubo que refugiarse en lo alto para comer y darse el último chapuzón.
Se fue acabando nuestra estancia en el paraíso. Así salía el sol el lunes 1 de septiembre, por la derecha del Atxuri (Peña Plata). Y con la niebla cubriendo el valle, huímos furtivos.
1 comentario:
Por un rato me has trasladado allí contigo...
Una gran semana sin duda para cerrar agosto.
Un abrazo. Nos vemos en dos semanas.
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