23.4.16

Las mejores fábulas de Esopo (s. VI a.C.)


A menuda fingimos despreciar aquello que secretamente anhelamos y sabemos inalcanzable.

La zorra y las uvas
Había una vez un apetitoso racimo de uvas colgando de una parra. Y también una zorra merodeando el lugar.
Saltó tan alto como pudo, tratando de morderlas sin atrapar más que aire, moscas y polvo. Lo intentó hasta que ya no aguantaba el dolor tan grande que sentía en los dientes. Probó a trepar por el árbol, pero el tronco era demasiado recto, la corteza demasiado fina y la primera rama demasiado alta. Cuando intentó agitar el árbol sólo consiguió que se moviera una pequeña ramita.
El dulce aroma de las uvas atrajo a numerosas avispas y mariposas que con toda facilidad volaban sobre las uvas, mientras la zorra permanecía en el suelo atónita y exhausta.
Las sombras de la tarde se habían hecho más intensas cuando la zorra, girándose y mirando hacia las uvas, decidió convencerse a sí misma de que aquéllas eran, sin lugar a dudas, las uvas más repugnantes, horrorosas, desagradables, incomestibles, indigestibles y, seguramente, las más agrias que había tenido el placer de no probar.
Con deliciosas ilustraciones de Helen Ward.

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