08.03.15. Vaya, otro año más celebrando la llegada del caloret en Cebreros, quién lo iba a decir. Hace solo unos días ni se me pasaba por la cabeza, centrado en el crono y las carreras llanas. Pero... bingo, me tocó lo intocable, el sorteo para el mítico maratón Zegama-Aizkorri. Sí, ese que corrí hace tres años y que casi puede conmigo. Al que le tengo tanto amor como miedo, ja ja.
Así que se impone un drástico cambio de planes y lanzarse al monte. Hasta mediados de mayo tengo. Lo primero, nueva visita a Cebreros, así de sopetón. Casi 20 km de continuo sube y baja, acumulando unos 700 m de desnivel positivo. Para ir abriendo boca.
Y a falta de otra más reciente, me sirve la foto del año pasado, porque ha sido una carrera calcada, hasta repetí el tiempo en meta, con minutos y segundos.
Día de mucho calor, suerte que por las alturas siempre corre algo de aire. Los primeros seis km son entretenidos, a cada trecho de subida un poco de bajada. Ahí me encuentro muy a gusto, porque recupero bien y voy siempre adelantando posiciones. Del km seis al diez es lo que llevo peor, duras subidas andando, fuerte bajada técnica donde pierdo de vista a los de mi grupo.
Del km 10 al 14 es lo mejor. Pista, hierba, senderos en zona alta donde se puede correr a gusto y coger un poco de velocidad. Luego el último tercio vuelve a ser duro, tremenda caída por una garganta, duras rampas trepando riscos y larga, técnica e incómoda bajada hacia el pueblo. Todo seco, duro para las piernas y los pies.
Al final muy contento, pues he conseguido lo que buscaba: nadar y guardar la ropa. A ver qué tal se me acaba dando esta inesperada primavera montañera.
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