9.6.13

3000 ml Las Rozas 08.06.2013

No entreno actualmente para un objetivo particular, pero estoy en buena forma, corriendo a gusto y con regularidad. Así que cuando vi el lugar, la fecha, la distancia, me dije... me cuadra, allá voy.
A última hora de la tarde el clima era bueno para correr, con algo de fresco tras unos chaparrones esporádicos. Lo único molesto, el viento; no muy fuerte, pero siempre puñetero y machacón, acechando a la entrada de la curva.
Mi serie es la última del día, donde nos amontonamos los últimos del ránking y los que llegan sin marca en esta temporada, un grupo de lo más variopinto, tanto en nivel como en edad. Casi parece una carrera de padres contra hijos, cincuentones junto a cadetes.
Mi intención es la misma que cuando corrí esta prueba en febrero, aunque entonces estaba más en forma: salir a 3:30/km y a lo que el cuerpo aguante. Arranco bien, limpio, dejo pasar a los ansiosos, compruebo al paso por el 200 y 400 que llevo un ligero adelanto y me estabilizo al ritmo previsto.
Por el momento voy fácil, pero no me gusta lo que hay. Por delante un hueco, y pegado a mi espalda un corredor de mi edad y nivel. Me estoy comiendo yo el viento y haciendo de liebre, así que no hago nada por guardar la posición, me dejo adelantar y me pego yo a él.
Fenomenal, pues se le ve decidido a llevar un buen ritmo. Damos alcance y dejamos atrás a algún corredor. Paso por el mil 3:30 clavados. Perfecto, aquí voy bien. Me dejo llevar sin gastar más fuerzas de las necesarias, protegiéndome del viento. Podría ir algo más rápido, pero no creo que me compensara el esfuerzo. Además hemos adelantado a otros dos.
Paso por el dos mil 7:01. Hemos cedido un poquito el ritmo, pero es lo que había; si nos hubiera adelantado alguien me hubiera ido detrás. Nada más que rascar por puestos, pero aquí se viene a intentar una marca decente, así que me puede la impaciencia y "ataco" desde el principio del tercer kilómetro.
Tenso el ritmo, noto el viento que me pone mala cara, voy dejando atrás a los corredores que intentaban seguirme, qué largo se hace, con qué rapidez empieza a notar uno la falta de fuerzas, en la última curva empezaba a notarme de madera, vamos que se acaba... ufff. Miro el reloj: 10:31.56. Bueeeeeeno, no es para quejarse, pero tenía bastante ilusión en volver a bajar de 10:30 como ya conseguí en febrero.
Qué gracioso, el primer km y el último los he corrido exactamente a la misma velocidad (3:30), pero qué diferencia de sensaciones. El primero fácil, controlando. El último forzado, apretando.
Aún así hoy no era una carrera objetivo, ni he puesto toda la carne en el asador, ni he acabado agotado. Enseguida me sentí recuperado y rápido fui a saludar y agradecer a Sergio el haber tenido la gentileza de quedarse mucho después de su carrera para animarme y hacerme compañía. Estupendo atardecer atlético en Las Rozas.


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