Otra salidita preciosa con Enrique, J.A. Aguado, Miguel Ángel, nuestra estrella invitada Mario y el que suscribe. La mañana empezó algo nublada y eso ayudó a disfrutarla, pues un sol de justicia asola el centro estos días: espero perderlo de vista cuanto antes.
Salí pedaleando de Boadilla y llegué a la cita en Majadahonda con mi proverbial puntualidad: los 5 minutos de retraso de rigor. Y sin más enfilamos la vereda que lleva a la Dehesa. Por desgracia la están asfaltando con vistas a urbanizar toda la zona, difícilmente volveremos a probar los pequeños y sabrosos higos de alrededor.
Aquí tenemos el mapita:
De la Dehesa fuimos hacia el río Guadarrama y por el margen derecho se nos apareció, imponente, el castillo de Villafranca. Remontamos un poquito el Aulencia y pasamos por Villanueva de la Cañada avistando el Aquópolis. Luego dirección Valdemorillo, y ya nos adentramos por los caminos del Parque Regional del Curso Medio del Río Guadarrama.
Mario y Miguel Ángel, aún siendo algo paquetes, tienen buena técnica para cruzar los riachuelos:
Otros, si bien más dotados físicamente en todos los sentidos, sucumbimos a las trampas del fango:
Y para que se vea que no será por no intentarlo, ahora se nos presenta una preciosa subidita técnica llena de trampas. Intuyo una vía de escalada inédita y allá voy. A punto de conseguirlo, solo queda una especie de paso de Mahoma. Tiro de la rueda delantera para salvar la piedra y... ¡pumba! al agujero:
La mochila me salva de un buen costalazo y el codo no parece haber sufrido nada serio, solo unos bonitos rasguños. Mis compis, tras el susto, deliberan si sacarme de allí o acabar de enterrarme aprovechando la falta de testigos. En todo caso me reprochan, con razón, el estropearles la media de velocidad:
En fin, seguimos. Llega la bajada hacia la presa. El último tramo más parece un precipicio. Mario va delante y le oigo gritar. Es la señal para echar pie a tierra. Y aún así está difícil. El muy inconsciente se lo ha bajado todo montadito en la bici, decidido a ser el más guapo de la foto. Bueno, por no estropear el paisaje nos hemos puesto un poco lejos:
La pobre presa tiene poca agua y muy empantanada, pero la zona es casi idílica (quiero decir, dentro de las escasas posibilidades del centro peninsular). Miguel Ángel venía con la ilusión de darnos a conocer este paraje, pero al final casi todos habíamos andado ya por aquí, qué desilu para él, tan sensible.
Reponemos fuerzas y antes de seguir le hago un corte de mangas al rasguño:
A empujar otra vez, ahora para arriba. Mientras escalo literalmente con la bici a cuestas, ni me explico cómo pudo Mario bajar por aquí de otra manera que no fuera dando volteretas. Esto es ya la zona facilita, y porque bajaban muchos bikers, que si no...
Bueno, pues de allí salimos al final y nos fuimos a tomar unas cervecitas a Villanueva del Pardillo. Ya repuestos, entre la carretera y la pista paralela de la conducción de agua, acabamos entrando en Majadahonda por donde la habíamos abandonado. Preciosa ruta e inmejorable compañía. Nos despedimos y de vuelta a Boadilla.
Habrán sido en total unos 55km. Como pasatiempo para mi día de descanso de correr no estuvo mal. Agur, EHra noa. Ikusi arte.