40.215 corredores inscritos dorsal 26586 1.728º general (26.041 acabaron) 258º cat. M45 (4.456)
Tiempo total: 3:07:32 (13,5km/h) (4:26min/km) 1ª 1/2 maratón 1:29:36 2ª 1/2 maratón 1:37:56 km5 21:10 km10 42:19 (21:09) km15 1:03:32 (21:13) km20 1:24:49 (21:18) km25 1:46:11 (21:22) km30 2:07:30 (21:20) km35 2:30:08 (22:39) km40 2:57:56 (27:48)
SÁBADO 29
Diana a las 04:00h. Ducha, desayuno, todo listo ya. La Rotxi se levanta para llevarme al aeropuerto: qué mérito, anoche llegó tarde de ver cómo Inglaterra se clasificaba para cuartos del mundial de rugby. Noche rasa y templada. Cruzamos un Madrid casi desierto. Todo fácil y rapidito. Sale el avión de EasyJet antes de las 7. Amanece ya en el aire. Bastantes pasajeros van también a correr el maratón, se oyen las típicas conversaciones de corredores.
Pasadas las 9 llegamos a Berlín (aeropuerto Schönefeld, unos 20km al sur). Ligeramente lluvioso y fresco. Un poco de viento. Si mañana no gotea puede quedar un día fantástico para correr. Cojo 1 billete que me sirve para los transportes de todo el día (6,10€) y me acerco al tren. En el trayecto charlo con 2 parejas madrileñas, ellos también vienen a correr. Transbordo en Ostbahnhof, donde cojo la linea S75 hasta Zoologischer Garten. Me despido de los chicos. Ya se va viendo algo de la ciudad. Esto es la City Oeste (barrio del zoológico), al otro lado del céntrico y enorme parque Tiergarten. Ruina del campanario de la Iglesia Conmemorativa del Emperador Guillermo (1891-1895):
El Tiergarten es un parque enorme, a ratos 1 bosque. El paseo es larguito. Jose se desvía para entrar en el bloque E (sub 3:30):
Y a las 9 en punto suena el pistoletazo de salida. Qué emoción. Gebrselassie sale pitando, viene dispuesto a rebajar el récord mundial de Tergat que se le resistió el año pasado:
¿Y cuál va a ser? Pues sobre la marcha decido arriesgar como un valiente (temerario + bien), aunque sé que es casi imposible, y pongo 4:15 como rumbo de crucero. De perdidos al río. Adelanto al globo de 3:15 y el de 3h lo veo a lo lejos. Salió por delante y no pienso cebarme. Yo a lo mío, que aquí siempre hay gente para ir acompañado. El público ya se va notando que va a ser mucho y muy bullanguero.
La verdad es que 4:15/km es exigente para mantenerlo mucho tiempo, pero por ahora me encuentro a gusto y con muchas ganas. Y así va a ser durante muchos kilómetros, porque lo he ido clavando uno tras otro, con pequeños márgenes de adelanto de no + de 15s.
¿Qué tal el running-turismo? Muy bien, no da tiempo a pararse a ver nada en detalle pero vamos pasando por muchas zonas representativas de la ciudad, y te vas haciendo una idea, al menos, del aspecto general que tiene.
Y patatín patatán he ido cumpliendo los tiempos de paso. El medio maratón por debajo de hora y media (1:29:36). En tiempo de sub 3h. Que no se diga que no lo intento. Los avituallamientos fenomenal. Muy frecuentes. Al principio he ido bebiendo agua a poquitos. Y le he ido cogiendo el truquillo al vaso de plástico. Así, hasta el km 25 todo genial.
Ahora empieza lo duro. Dice Pino que hasta el km 38, donde ya ves que vas a acabar. Del 25 al 30 ya voy notando + dolor en los tendones de la cadera y cedo los poquitos segundos que llevaba de margen para 4:15/km. De hecho el km 30 lo clavo: 2:07:30. Vamos, como un reloj.
Y mientras tanto Haile, que ya conoce la ciudad y no se entretiene, cruza la Brandeburg Tor y se planta en meta en 2:04:26. No sé muy bien cómo es posible darle un buen mordisco al récord mundial sin dejar de sonreir:
Y cuando el gran Gebr ya lo está festejando, para mí empieza lo duro de verdad. Lo primero que noto es que me va costando más seguir el mismo ritmo, pero como de respiración y de ánimo voy fenomenal intento esforzarme más para aguantarlo. El problema es que voy notando la sensación de inminentes calambres en cuanto fuerce un poco, así que por precaución me veo obligado a ir cediendo, lo que por el momento no me importa.
Hay grupos de música en vivo a cada rato (jazz, percusión). La animación es constante, y a tramos espectacular. Todo ello ayuda mucho a hacer llevadera la carrera cuando las cosas empiezan a ponerse feas. Este pianista improvisaba con mucho arte:
Del km 32 al 33 se me hace eterno. Decido no volver a mirar al reloj hasta el km 38 y correr por sensaciones. A estas alturas se ve de todo: gente que me adelanta, otros a los que adelanto yo, algunos parados, andando o tirados en la hierba con calambres... ¡el famoso km 33!
Voy siguiendo como buenamente puedo, de hecho no voy cediendo mucho tiempo. No me resisto y miro el reloj en el km 35 (2:30:08). He cedido 1:24 en los últimos 5km pero todavía estaría en tiempos de sub 3h, con media hora por delante para 7km y el pico. Pero el problema no son las fuerzas sino los electrolitos (por echarle la culpa a otro, je je). Además de agua, ahora cojo a veces bebida isotónica e incluso 1 vez 1 trozo de manzana y de plátano, en el km 35-36.
Pasamos por el edificio de la Filarmonía (1960-1963), donde toca la famosa Filarmónica de Berlín. Curioso y moderno edificio amarillo. Y al llegar al km 38, en la bella Postdamer Platz, en lo + moderno de Berlín, los calambres se desatan y saltan a latigazos. Me quedo clavado. Las piernas eléctricas tiemblan en dolorosa tensión. No puedo ni agacharme. Los músculos, a tirones, se montan unos sobre otros. Y el problema no es tanto el dolor agudo como la parálisis, la invalidez.
Malamente intento hacer estiramientos de isquiotibiales. Minutos + tarde, creo que por el rato parado más que otra cosa, parece que la ira de Zeus empieza a aplacarse. Reanudo la marcha. Primero andando, luego en suavísimo footing. Por ahora puedo. El secreto está en no golpear el suelo ni alargar la zancada, así que + bien parezco un marchador, con los pies casi a ras de suelo y tirando de brazos para avanzar. Una pena, pues de pulmones y de fuerza voy sobrado. Pero poco a poco el asunto va avanzando, y si no alegro la marcha parece que aguanta, así que paciencia y adelante.
Cuando ya cumplo las 3h de carrera, pasado el km 40, vamos girando a la izquierda para enfilar la superavenida Unter den Linden. Me decido a tirar más. A kilómetro y medio se divisa ya la puerta de Brandeburgo. Ahora voy lanzado, adelantando a todo quisqui (a buenas horas). Los tirones, a flor de piel, parecen respetar la tregua. Así que los 2 últimos kilómetros van a ser los + rápidos. Si no llega a ser por los calambres... en fin, de nada sirve lamentarse, para lo que había preparado me está saliendo un carrerón. El paso bajo la Brandeburg Tor es espectacular, pero sobre todo emocionante:
Y ya la llegada, con la tribuna jaleando el último sprint:
3:07:32 ¡fenomenal! Un feliz reencuentro con el maratón. Sigo andando. Las piernas como tablas, pero nada cansado. Me cuelgan la medalla de finisher, qué bonita, ésta sí que parece algo:
Manta de plástico, bebidas, bolsa con + cosas para recuperar:
Devuelvo el chip. Al tirar 1 vaso a la papelera fallo, se me cae al suelo. Al hacer el intento de agacharme veo que es casi imposible. Me río junto a otro corredor, cómplices de la invalidez. Recogo la ropa, bebo 1 poco de cerveza (Berliner Pilsner, qué buena, con cuerpo y sabor), me cambio a seco y me voy al guardarropa de Jose a esperarle.
Al rato aparece: abrazos, alegría... qué maratón + grande el de Berlín. Ha bajado de 3:20, parece que llegó a ir por delante del globo de 3:15, pero en la parte dura las piernas se ponían tontas para tirar. En fin, genial. Ha pulverizado su marca de 3:30 del pasado noviembre en New York. Charlando, compartiendo anécdotas, emociones y sentimientos, vamos andando hacia su hotel por la orilla del río Spree hasta Friedrichstrasse. Nos despedimos hasta la tarde.
Cojo el tren y el metro y vuelvo al albergue. Las piernas van doloridas y torpes, pero caminando suave van recuperándose un poco. Por el camino voy saludando a otros atletas. Los ciudadanos de a pie nos felicitan. Parecemos veteranos lisiados de guerra, apoyándonos en la barandilla y bajando las escaleras despacito, con gesto dolorido, poniendo los dos pies en cada escalón. Y con la condecoración colgada al cuello. Pero todo es ficticio. Se nos nota el orgullo, la satisfacción. Nada que ver con Robert de Niro volviendo de Vietnam en "The Deer Hunter".
Ya de vuelta me dedico a intercambiar SMS con las noticias (Josean, Rotxi, Carlos, Miguel Ángel, Eloísa...) y a comer la pasta que me quedaba mientras escribo la crónica. Ahora voy a pegarme una buena ducha y luego saldré a pasear y ver la ciudad.
DOMINGO 30 tarde
Casi por azar he ido hasta la torre de la TV. Por 8,5€ subes en ascensor rápidamente (se nota el cambio de presión) a la cúpula central, 204m de altura. Es como en el faro de Moncloa pero a lo grande. La panorámica es espectacular, y con ayuda de los paneles, en un rato, te haces una idea bastante aproximada de cómo es la ciudad:
Y es realmente interesante, amplia, diversa y bastante bonita. Vista al S:
La torre tiene 368m de altura, el edificio más alto de Berlín, y fue construido junto a la Alexanderplatz (que está en obras) en la segunda mitad de los 60:
Paseando y siguiendo el río hacia el centro me entretengo posando con los camaradas Marx y Engels:
Al pasar por el Berliner Dom, la catedral, me siento un poco a descansar en agradable y silenciosa compañía:
El río pasa por detrás de la catedral y atravieso el puente para cambiar de orilla:
Localizo la pizzería "Los 12 apóstoles" que me comentó Jose. Anochece. Al fondo ya se ve la cúpula del Reichtag. He quedado allí con mi colega de correrías y los suyos.
Al llegar al Reichtag acaba de oscurecer. Me encuentro en la entrada con Jose, su familia y el resto de expedicionarios de Marathinez. Charlamos un rato y hacemos alguna foto:
Una suave rampa de 230m sube por la superficie de la cúpula hasta el mirador superior:
Al otro lado del río Spree la estación central, de donde veníamos esta mañana ansiosos a nuestra cita pedestre:
Al salir fuimos dando un paseo hacia Brandeburg Tor, iluminada. Atrae a los corredores con la fuerza del imán. Es el icono de nuestros sueños:
De allí fuimos paseando a cenar. En un restaurante de comida local pedí una salchicha XXL y 2 cervezas de 1/2 litro (pilsner y negra). Lo celebramos a gusto. Según pasaba el rato iba conociendo y charlando más con los otros atletas y acompañantes del grupo (11 cenando).
De vuelta al hotel nos despedimos y todavía nos fuimos Susi, su novia Marta Ramírez y yo a tomar otra cerveza y charlar a un local bonito y agradable junto al río. Marta es hija de un corredor de 71 años al que ella acompaña, más bien por seguridad. Jóvenes y muy majos. Pasada la medianoche nos despedimos y me vuelvo.
Pero al llegar a la estación del zoológico dudo 1º si ir andando. Son las 00:35h. y se supone que el albergue cierra a las 12 y abre un rato a la 1 para entrar. Tras hacerle una foto nocturna a la iglesia del Kaiser Guillermo no encuentro pronto la calle de bajada y me meto en el metro. Sin darme cuenta pillo linea equivocada que me aleja dirección NW. Bajo en la siguiente estación, cruzo el andén, pero pone que el próximo vendrá en 13min. Me voy poniendo nervioso y decido volver al trote. En Zoologischen Garten me avisan de que ya no van a pasar más trenes de mi linea U9. Salgo a la calle y de nuevo al trote, 3 estaciones hasta el albergue.
Al fin llego, sudadito. Las 01:13h, hace 3 minutos que cerraron. Toco a la puerta y por suerte el conserje me oye y sale amablemente a abrirme. Uffff!
Pongo el despertador a las 6:30h. Me levanto despacio, con muchas agujetas. Preparo las cosas y bajo a las 7 pasadas a desayunar: 2 rebanadas de pan integral con fiambre, queso y pepinillo; yogur y café.
Me despido y me voy hacia el aeropuerto de Schoenefeld, un largo trayecto por la S9. Caminando hacia el edificio del aeropuerto charlo con otro chico que también corrió ayer, venía de Londres y compartimos experiencias. Rápida facturación y a esperar el embarque. Subimos al avión y me siento en la 1ª fila. Leo el Berliner Morgenpost con las noticias del maratón, el récord mundial de Gebrselassie y me busco en la clasificación.
DANKE BERLIN. AUF WIEDERSEHEN. ETORRIKO NAIZ. VOLVERÉ...