2011-ko Azaroak 27
Mi maratón preferida. Aquí me estrené como atleta hace 7 años (3:14:49). Aquí volví para triunfar hace tres (2:56:43). Aquí estuve hace dos sufriendo la crueldad de esta carrera (3:13:32). Y aquí llego de nuevo, en una mañana radiante, dispuesto a dar lo mejor.
Han sido 4 meses de exhaustiva preparación, a razón de 80-100km semanales. Bastante que he conseguido esquivar las lesiones. Con ellas me tocó convivir la primera mitad del año, así que conseguir estar en la salida del maratón sano y salvo ya me parece un triunfo.
La última guinda de la preparación fue sabrosa; la cena de la pasta, con el grupo de foreros:
Y a dormir. La mañana se presentaba perfecta, fresquita, despejada, sin viento. Nos vamos encontrando todos los colegas en la puerta del estadio de Anoeta, con muchas ganas ya de que empiece el cachondeo:
Faltan 20min. Decido concentrarme en lo mío. Me despido y me acerco a la zona de salida a calentar. Me encuentro con Juanki, trotamos un poco y nos colocamos con tiempo por si acaso. Muy delante. Van a dar las 9h y todo listo. Me encuentro fenomenal. Ligero, descansado, con muchas ganas de correr.
Salida. Rápida y fluida. En los primeros km cada uno va buscando su ritmo, su grupo, y hay bastante movimiento. Llega Claudia Behobide. Me quedo con ella un poco, pero en seguida veo que lleva otro ritmo y no le sigo. Km1 4:00. Uff, demasiado rápido. Darío Mohawk también tiene tendencia a progresar. A Juanki le veo correr tranquilo y relajado, no se me va. Así que decido seguir con él mientras no se me haga duro.
La primera vuelta de 6km la completamos a ritmo de 4´ y poquito más. Está en nuestro grupito Juan Carlos Arregui, del Donostiarrak. Todo el mundo le jalea. Como me da la impresión de que puede ser de mi categoría (de edad, quiero decir, je je), ni se me ocurre adelantarle, sobre todo cuando contesta a un amigo que él va.... a 2h50, agggggg. Juanki, unos metros por delante.
En esto que nos empieza a arrollar un grupo bastante numeroso (km7), que viene con el cartelito de.... 2h45, la Virgen qué susto. Les cedemos el paso gustosamente y se van alejando poco a poco, para alivio nuestro. Que venían un poco retrasados y con ganas de recuperar segundos. Ya, ya. Mohawk se va con ellos, y hace bien. Fue su rueda buena. Juanki sigue a lo suyo, como un reloj. Unos metros por delante, en tierra de nadie.
Este año no se cruza el puente de la Zurriola sino el anterior, el de Sta. Catalina. Para dar una vuelta por Gros. Km 10 40:35. Rapidísimo. No sé cuánto aguantaré así o si lo pagaré con creces, pero estoy disfrutando a tope de la carrera. Hay muchos avituallamientos, y en todos bebo. Alterno agua y aquarius. Voy muy bien en el grupito de Juancar Arregui y los km van discurriendo con regularidad: Paseo de La Concha, Túnel del Antiguo, Avda. de Tolosa, Universidad, Portuetxe y media vuelta en el km16 (1h y poco). Esta es la fácil, la épica del maratón nos espera a todos aquí mismo dentro de un rato con el cartel del km 34.
De repente veo a Edu Cascayo delante mío, al frente de las hordas astures, ja ja ja. Debían venir cerca y me han alcanzado. Le saludo, qué alegría vernos en carrera. Vamos juntos un rato. Me cuenta que no va bien, problemas crónicos de la pierna que se empeñan en ser inoportunos. Y que le impedirán completar una gran carrera, pero a base de coraje conseguirá no ceder más que unos pocos minutos. Eso en un maratón es de un grandísimo mérito.
Volvemos al centro. San Martín con Easo es una fiesta. El medio maratón lo paso en 1:25:30. Rapidísimo, una barbaridad. A 4:03/km. Más bien una temeridad. Pero me encuentro bien y sigo así, con Juancar Arregui. Unos 15 seg por delante va Juanki, impasible. Un nuevo paso por Anoeta (km 24) y a por la última, la buena. Gritos de ánimo de amigos y público, impresionante.
En el km25 Juancar se para a orinar, ya no coincidiremos más. Sigo muy bien. La vuelta por Gros es en el km 28. Conservo una media de 4:04/km. Alucino. Pero justo de vuelta hacia el puente noto por primera vez flaquear un poco las fuerzas. Con calma, llego al avituallamiento de La Concha en el km30. Cojo un gel, pero al final no me decido a tomarlo. No me fío de cómo le puede sentar a mi estómago. He bebido muy bien toda la carrera y creo que será suficiente.
Paso el túnel y vuelvo a sentirme bien, a recuperar ritmo y ánimos. Ahora ya voy completamente solo. Es el momento de la verdad y hay que concentrarse bien. En el km32 pensé, venga, te quedan 10, y marqué un tiempo de paso en el reloj con la intención de pelear los tiempos km a km. Pero se quedó en nada. Apenas había mirado el crono durante la carrera, y apenas volvería a mirarlo.
Al enfilar hacia el infierno de Portuetxe se juntan la subidilla, las primeras señales de agotamiento y, lo peor de todo, los primeros amagos de calambre en las piernas, principalmente en mi débil isquio-tibial derecho. Ya no es momento de mirar tiempos, ni grupos, ni nada. Hay que concentrarse totalmente en uno mismo: las fuerzas, las sensaciones, el paso, la cadencia necesaria para mantener a raya los calambres. No existe nada más. Hay que administrar lo mejor posible lo que hay.
Se acerca ya la ansiada rotonda del km 34. Me cruzo con Juanki, nos damos ánimos. Me llevará ya un minutillo de ventaja y sigue fenomenal, decidido a por el 2h50. Giro y toca un poquito de bajada. Enseguida veo a SaúlB, con toda la pinta de pillarme en breve. Y con gran alegría diviso también a Volcán, muy por delante de lo que él mismo pensaba que sería capaz este año, tras una corta preparación.
Hasta el 38 son km difíciles. Todo es demasiado incierto todavía. Se acabaron los grupitos, esto es un sálvese quien pueda. Unos van fundidos, otros a piñón fijo de mala manera. SaúlB me adelanta con facilidad, es de los pocos que han conseguido llegar con fuerzas a este tramo. Le saludo y ni se entera, va lanzado y me sacará un minuto en 5km.
Yo no voy mal, para nada. Esforzándome por mantener un ritmo digno, cuidando mucho los movimientos para conservar funcional la musculatura. Claro que he perdido ritmo, pero nada importante si tengo en cuenta la alta velocidad a la que he ido casi toda la carrera. El túnel del Antiguo. Esta vez lo veo como la puerta de entrada de la ciudad, llegando a casa. Al poco, la algarabía del público, la música... y yo contento, pero concentrado en no pisar taponcitos, en no girar brusco, en dar zancadas rasas y cortitas...
Al paso por el hotel Amara Plaza está el km40. Ya casi huelo el final. Miro el reloj. 2h45 justas, creo ver. Un minuto y medio mejor que el año pasado en Frankfurt, mi mejor maratón. Vamossss. Acelero un poco, con la confianza del pronto final. Pero antes de llegar a la zona del estadio ya veo que hay que volver a cuidarse, las piernas no están para bromas por mucho que me vea con fuerzas.
En el km 41 el griterío del público es tremendo. Entramos en una zona de pavimento irregular y peligroso, bordeando el estadio. Aquí ya voy bufando y animándome a mí mismo a gritos, ale, ale, ale. Adelanto alguna que otra posición por la zona de la pista de hielo (qué recuerdos de juventud) y llego a la entrada del estadio. Horror. La corta y fuerte rampa que baja a la pista de atletismo es el último peligro para mis piernas. La bajo a pasitos diminutos, casi andando. Y ya empiezo a acelerar y a disfrutar de la vuelta de honor.
Contentísimo, enfilo la recta de meta. Voy a conseguir exactamente lo que había soñado. Y además como a mí me gusta, peleando la carrera desde el principio. No es lo más adecuado para un maratón, pero me compensa con creces una hipotética pequeña ganancia por haber regulado mejor. Ya regulé mucho el año pasado y, con el éxito en el bolsillo, este era el año de arriesgar, de pelear.
Cruzo la meta tan contento como si hubiera ganado la carrera:
Y enseguida me voy encontrando con los colegas. Los que ya han llegado, los que estaban al llegar. Y todos compartimos la alegría de la gesta conseguida. Es muy grande esto del maratón.
Tiempo 2:54:01 (7º VM50)
Casi 2 minutos más rápido que el año pasado. Ya tengo 50 años. ¿Será este mi límite? No lo sé, tampoco me preocupa. Estoy muy satisfecho por lo conseguido.
Pero espero volver a intentarlo. Quizá en Berlín el año que viene.
¡Aúpa chavaloteeeeeeeee! Aurrera!