Mañanita espléndida. Quedo con Nacho y Pedro para ir juntos a tierras segovianas. Ya en La Granja recogemos el dorsal en la plaza, visitamos el bar, vemos el ambiente...
y como ya calentaremos por el camino, + bien nos dedicamos a charlar para calmar los nervios:
Al fin llega la salida; por delante tenemos 21km y medio para hacer el cabra.Nada + salir del pueblo divisamos las primeras rampas...
pero estamos con el ánimo a tope.
Y es que no hay prisa, yo vengo a disfrutar, a acompañar a mis compis y a no quemarme demasiado, que el domingo que viene tengo mi cita anual en Aloña.
Si ya en las primeras cuestas no tuvimos reparo en ir andando, no te digo nada cuando llegó el espectacular cortafuegos (+ 1.500m altitud):
Preciosa panorámica de La Granja (ancha es Castilla), y al fondo se ve perfectamente Segovia. Bueno, como Pedrito se estaba quedando 1 poco atrás (es que en cola hay + chicas y él es muy educado), bajé un trecho para animarle y darle algún empujoncito.
Luego tiré para arriba en busca de Nacho y llegamos juntos a la Fuente del Infante (1.820m). De la misma fuente nos daban vasos de agua helada. Se acabaron los bosques, y aquí arriba hay viento fresco, arriba se ve nieve...
Así que decidimos esperar a Pedro y afrontar juntos lo que pudiera venir.
Seguimos subiendo. Unos pastos preciosos de altura. Y fue comentar que sería buena idea venir por aquí otro día en bici, y al momento los senderos empezaron a ponerse impracticables. Nieve que se mezcla con matorral bajo, caminos invisibles, resbalones continuos, y así hasta el Puerto del Reventón (2.039m). Frío, viento, y ¡qué bonita la caída hacia Rascafría! A partir de ahora seguiremos la cuerda hacia Peñalara.
Todo es un continuo sube y baja. Para subir es difícil apoyar la planta sin que resbale, y bajando está peligroso, con la nieve nunca sabes si estás pisando en camino, en arbusto, en roca... Me adelanto 1 poco, intento localizar las señales de itinerario y voy adivinando el trazado para que mis compis troten bien orientados, que aquí no puedes despegar el ojo del suelo.
Corredores se ven muy pocos, todos vamos muy desperdigados y medio perdidos, así que navegamos fenomenal los 3 juntitos. Bueno, allí delante se ve Peñalara, impresionante, cuando lleguemos al pie bajaremos por la derecha.
Al fondo Rascafría, mientras Nacho negocia el paso entre nieve, piedras, barro y arbustos traicioneros
Voilà el jefe de la expedición en Los Neveros (2.100m), estropeando la excelente vista de Peñalara. Ya nos vamos para abajo si encontramos las señales:
La primera parte de la bajada era durísima, fuerte bajada entre roca y nieve, muy peligrosa y cargante para las piernas. Así hasta que llegamos de nuevo a la zona arbolada, donde se podía correr + seguido a ratos. Cuanto + abajo + fácil, pero la bajada es eterna y las piernas se notan ya cargaditas. Cruzamos un riachuelo sin puente, y ya con los pies encharcados nos vamos estirando. ¡Pedro, que viene el lobo!
Cuando al fin vamos entrando en el pueblo, ya callejeando, pretendo ir compartiendo con Nacho las eufóricas sensaciones de la gesta que estamos concluyendo, pero... el muy mal educado ni contesta. Le miro, y... es que no le queda resuello. Nada hombre, ponemos el piloto automático y pronto divisamos la línea de meta. Ahora sí que la alegría se desborda...
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