Contiguo a Amsterdam por el sur, camino del aeropuerto, se encuentra Amstelveen. Allí vive mi hermana mayor con su familia y he quedado con ellos este fin de semana para hacerles una visita y de paso correr junto a mi cuñado el medio maratón que se celebra junto al maratón de primavera.
Un día casi perfecto para correr, nublado y algo fresco. El recorrido muy llano, al principio y al final por zona urbana y entre medias por el campo abierto y siguiendo el río Amstel hacia Amsterdam, justo por donde pasa en octubre el famoso maratón de la capital.
Salida 11h30 desde la pista de atletismo. El pelotón de más de 800 corredores (muchas chicas) se va estirando mientras empezamos a callejear por bidegorri. Al principio voy por sensaciones, pues no veo los carteles de distancia y solo llevo crono.
Al fin veo uno. Km4. Mi plan más optimista es correr a 4:15/km. Veo 16:30, así que he salido demasiado rápido, hay que regular. Dejo marchar algunos grupitos. Sigo a 4:15 clavados. Me encuentro bien, pero todavía es muy pronto.
Al salir a la zona de campo abierto se nota bastante el viento. Al principio no da de cara, pero luego sí pegará y voy solo. Al girar hacia el río y volver hacia el norte ya molesta bastante. Mi suerte ha sido que justo en ese momento me adelantó un chaval muy alto al que decidí pegarme como una lapa mientras durara el largo tramo. Y fue mi salvación.
Tiró de mi varios km hasta que el esfuerzo le hizo flojear un poco. Justo para entonces la orientación cambió y el viento dejó de molestar. Me adelanté yo, le animé a seguirme pero no pudo, comerse el viento él solito le había dolido.
Para ese momento ya habíamos pasado el km 15 y me sentía bien, así que mi confianza creció. Empezaba a ganar alguna posición y el ritmo era bueno.
Al entrar de nuevo en zona urbana iba sufriendo un poco pero bien contento. Así hasta el km 19, donde decidí que ya podía apretar lo que me quedara de fuerzas. Pero ahí fue cuando las piernas dijeron que no. Se fueron poniendo rígidas y cada vez respondían peor al suelo adoquinado, algo irregular.
Pero ya estaba llegando y tenía el sub 1h30 asegurado, mi gran onjetivo. La larga recta final iba dolorido y feliz. Al final 1h29m08s. Conseguido. Y lo mío me ha costado, ja ja, desde Navidades que lo estaba preparando.
Ahora a disfrutar un poco y a pensar en el nuevo objetivo, el monte Aloña en 6 semanas.