Tenía una espinita clavada con esta carrera... y ya me la he quitado. Por fin salía un día magnífico para correr: 13-14ºC y nublado. Volví a dejar el reloj en casa y me acerqué trotando al Kursaal. Gran ambiente atlético con vistas al mar. Completo bien el calentamiento y me coloco delante, listo y concentrado.
Salida rápida. El primer km cada uno se va colocando según su ritmo. Hay que ir muy atento con los pisotones, las curvas, los baches o los bolardos. Para el km 2 ya vamos por el Paseo de La Concha. Me arrimo a un grupo y me dejo llevar. El ritmo es alto pero me encuentro bien. Al llegar a la Ciudad Universitaria está el km 4. Nos cruzamos con los tres kenianos de ébano, destacados, que ya nos aventajan en 1 km. Media vuelta en la rotonda y pasamos por el avituallamiento del km 5. La humedad es alta pero la temperatura ayuda, así que dejo pasar el agua. No me suele sentar bien.
Camino de Ondarreta reconozco que a esta velocidad no voy a poder aguantar mucho tiempo, así que prudentemente me dejo descolgar poco a poco para recuperar pulsaciones. No me hace mucha gracia, pues no noto nadie por detrás. Correr solo y con rachas de viento es justo lo que quería evitar. La cuestecita del túnel me la tomo con calma. Y de nuevo por La Concha, km 7, encuentro compañeros ocasionales que me ayudan a mantener un ritmo altito y estable. Algunos despistan, pues resulta que también se puede este año hacer carrera de una vuelta (10,4 km), con lo que no está claro quién va a seguir o quién está acelerando para acabar. El caso es que todo va bien y al paso por meta me encuentro con fuerzas. Dos chupitos de agua y a por la 2ª vuelta.
Otra vez bastante solo en los tramos de aire. Aprovecho para no forzar y tomarme pequeños respiros en el ritmo. De nuevo en La Concha, km 12, aparece compañía adecuada. Ahora con uno, luego con otro, consigo aguantar con buen tono. El km 15 en la rotonda es mi check point. Ya todo es de vuelta y siento que podré aguantar así. Adelanto a algunos que han ido pinchando. El km 19 está frente al María Cristina en el Urumea. Ya cada uno va con su límite y no hay margen para acoplarse a otros. Por el Kursaal hay bastante público y sin querer se empieza ya a apretar con las últimas fuerzas. Pero todavía queda la cuestecilla solitaria en la curva de la Zurriola. Se me adelantan dos del mismo club. Pero de vuelta al paseo, recordando este tramo en la última Behobia, empecé a apretar y enfilé la recta de meta hacia el Kursaal a tope. Al fondo ya se ve el reloj de meta. Distingo un 23 y con la alegría consigo adelantar a los dos colegas en el sprint. Uauhhh... carrerón. Contentísimo.
He preparado esta carrera durante 6 semanas con mucha ilusión. En noviembre lo hice muy muy bien tanto en la B/SS como en el Maradonosti, y ya tenía ganas de volver en mayo para completar el trío con esta media. Hasta hace poco era casi un sueño hacer un medio maratón a 4min/km y este ha sido a 3:57. Desde que volví el año pasado a los maratones me veo con más nivel. Además este año he descansado bien y llevo la temporada con prudencia y en progresión.
¿Qué viene ahora? Dos semanas más suaves y el 1/2 maratón de La Rioja a fin de mes con mi hermano Iván y los amiguetes y colegas de entreno de Boadilla. Lo fuerte... en verano.